
NUESTRA HISTORIA
La CIUDAD DE LOS NIÑOS nace en el año 1988 a partir de la inquietud del Padre Eusebio Barbero junto con su comunidad parroquial con la idea de ofrecer un contexto de familia que atendiera y contuviera a la niñez en riesgo permitiéndoles vivir una vida lo más parecida a la de cualquier otro niño. Al proyecto inicial de Vida en familia, que cuenta con cuatro casas como lugar de residencia para los chicos,se fueron agregando el Taller de Capacitación en Oficios Ranqueles en 2004 y la escuela Instituto Divino Niño creada en 2009 destinada a la inclusión y formación de adolescentes entre 14 y 17 años que han quedado fuera del sistema educativo formal. Cada una de ellas fue soñada con la intención de ofrecer espacios y oportunidades de crecimiento y participación a la gente de los sectores más desfavorecidos, apuntando especialmente a la niñez y a la adolescencia
MISION
La Ciudad de los Niños cuida, educa y acompaña en el crecimiento a niños, niñas y adolescentes brindándoles la oportunidad de vivir “en una gran familia” promoviendo el desarrollo personal y el aprendizaje en la convivencia social.

SOÑAMOS CON
Una niñez feliz, confiada, sin heridas físicas ni psíquicas, sin miedos.
Niñez que crezca bajo el amparo y la mirada de una familia que los ame, los proteja, les enseñe, los corrija, que esté siempre presente.
Una niñez bien alimentada, sana, rodeada de afecto, que pueda descansar tranquila para poder soñar y levantarse con ganas de ir a la escuela
Una niñez jugando, inventando, con libertad y permiso para crear mundos nuevos y buenos. Niñez curiosa, con deseos de aprender, con preguntas que van teniendo respuestas. Niñez con muchos amigos para jugar, compartir y aprender a convivir…
Una adolescencia con inquietudes, con horizontes, con entusiasmo y con esperanza, con sueños, con posibilidad de equivocarse y de retomar el camino, que tenga un lugar seguro donde asirse en los malos momentos y donde compartir los buenos, que se anime al desafío de construir un proyecto de vida.

Una familia viviendo en armonía, respeto y servicio mutuo, con fuerzas y capacidad para luchar por su futuro, por su bienestar, por sus hijos. Padres en el rol de educadores amorosos y responsables de sus hijos.
Una sociedad organizada en la que cada cual pueda tener un lugar propio, un lugar de despliegue y desarrollo, donde se respete también el lugar del otro y su derecho a vivir en dignidad. Que sea un lugar de justicia, equidad y diversidad, un lugar para el bien común.